Satélite de Madera

Satélite de Madera

“Satélite de Madera” es el conjunto de obras y acciones que engloba la participación del Colectivo de Arte MICH en la 11 Bienal de Artes Mediales (BAM). Ésta indaga en el recuerdo de lo que fuera el FASat-Alfa, el primer satélite chileno, construido bajo un programa de transferencia tecnológica entre la Fuerza Aérea de Chile y la empresa británica Surrey Satellite Technology Ltd (SSTL) en 1995.

Asimismo, es importante mencionar que el Fasat Alfa es considerado como una suerte de elegía al fracaso y la resiliencia. Al fracaso por el eterno devenir de proyectos chilenos que decaen debido a factores externos o internos, y resilencia, por la capacidad de superar y recomenzar procesos que parecen perdidos, característica que surge de la cultura sísmica que destruye constantemente el imaginario nacional. En ese sentido, el gesto de MICH contrasta con la tecnología que retrata, creando un espacio y estrategias que facilitan el acceso público a los contenidos propuestos.

Entre satélites y volantines

En algún momento de nuestra historia, cultural y evolutiva, el ser humano miró hacia el cielo. No sabemos cuándo ni por qué, pero seguramente fue un impulso que venía con nosotros, desde que hace unos 200 mil años apareciese el primero de nuestros antepasados en el universo. Ante un entorno hostil, agresivo, y con un cuerpo poco especializado en comparación a otras especies, resulta natural comprender que el mundo para los primeros humanos, era en apariencia un caos amenazante e imprevisible. El mundo, sin embargo, estaba cobijado por un cielo que parecía inalterable, con una estabilidad y lejanía que despertaban la imaginación y fascinación de aquellos ancestros, como si esa quietud significara una trascendencia que podía ofrecernos herramientas para sobrevivir. No se equivocaron: mito y ciencia nacen hermanados como necesidad de encontrar una compensación para las garras, dientes, alas, velocidades y resistencias que la naturaleza le había dado a otros; el conocimiento fue así, y sigue siendo hasta el momento, la herramienta favorita con que buscamos asegurarnos la supervivencia. Los primeros observadores del cielo encontraron conocimientos prácticos como las estaciones del año, la posibilidad de organizar y optimizar migraciones y cultivos o la cuantificación del tiempo, sin los cuales habríamos sido uno más entre tantos intentos fallidos de la evolución.

Pero el conocimiento también es reflexivo, y nos apuntó a nosotros mismos. Descubrimos que algunas actividades cotidianas, cuando se realizaban alejadas de la búsqueda de su fin específico, podían proporcionar una sensación agradable, que aumentaba el bienestar: a algunas les llamamos juego, a otras arte, y a diferencia de los otros mamíferos, continuamos realizándolas a pesar de que el entorno nos exigiera ser adultos. Aprendimos a llevar conjuntamente la lucha por la existencia con la entretención; aprendimos a hacer convivir labores orientadas a conseguir objetivos concretos, como el alimento o la seguridad, con otras que en lo inmediato no nos entregaban más que el solo gozo de realizarlas. Así, fuimos encontrando formas en las estrellas según nuestras referencias más cotidianas, creando relatos míticos que hasta el día de hoy resuenan en toda cultura como herencia creativa y lúdica, para finalmente descubrir propiedades en ese techo misterioso que nos han enseñado que cielo y tierra son en realidad una misma cosa. De algún modo, arte, ciencia y juego tienen una raíz común, y a pesar de la especificidad del conocimiento moderno, y de las funciones que debemos aprender a realizar para sobrevivir en un mundo completamente distinto al de nuestros antepasados, no podemos haber olvidado del todo este hilo común.

El juguete popular que en Chile llamamos “volantín”, es conocido mundialmente como “cometa”. Su origen se remonta a un pasado de unos 1200 años, en la civilización china, en tiempos en que la humanidad comenzaba a complejizar su organización social producto del conocimiento adquirido. Cometa, tal como los lejanos visitantes de los confines del sistema solar, que al acercarse silenciosamente a su estrella madre, derriten su cuerpo de hielo formando una larga melena -en griego kometes- que ha impresionado a los humanos de todas las épocas. ¿Fue el volantín llamado “cometa” en homologación al fascinante espectáculo celestial ofrecido por estos viajeros inertes? ¿o fueron estos cuerpos sobrantes de la creación del mundo los que inspiraron un juguete transversal a múltiples culturas y épocas?, aunque nunca lo sepamos, la convergencia nos recuerda que el pedazo de papel, que conducido por el viento y mantenido por un fino hilo se confunde como un astro más en el firmamento, guarda así en sí la memoria del origen común de ciencia y juego, constituyendo el primer acercamiento material humano hacia el cosmos. El Sputnik1, viene a ser la necesaria actualización por parte de la técnica de un gesto lúdico expresado casi dos milenios antes. Nuestros primeros satélites, nuestros primeros embajadores hacia el cielo anunciando la buena nueva del despertar de nuestra conciencia, fueron los cometas-juguete, así como los cometas-astros han sido los embajadores celestiales encargados de informarnos, en un inicio, de desastres y bendiciones, y actualmente, de parte la historia del todo.

En el año 1995, un equipo de la Fuerza Aérea intentó lanzar al espacio el primer satélite chileno, el Fasat Alfa, el primer volantín propiamente moderno y actualizado desde el aprendizaje científico. Su lanzamiento fallido se grabó en la memoria colectiva como metáfora de un destino tragicómico de la chilenidad asociada al progreso, opacando incluso los éxitos posteriores del Fasat Bravo o del Fasat Charly. El primer paso en falso de nuestra aventura volantinesca-cósmica, mantiene una clausura implícita en nuestra vinculación cultural con el universo, quizá sólo minada recientemente con la inauguración del radiotelescopio ALMA2, sin embargo, el nexo tangible, la expectativa del viaje, aunque sea delegado en un embajador mecánico, pareciera haberse ido cortado en una comisión implacable del destino. Olvidamos que antes de un Yuri Gagarin3 hubo un Vladimir Komarov4, o que en cada maestro encumbrador de volantines yace un pasado de tirantes rotos y comisiones perdidas.

Esperamos que nuestra obra multimedial “Satélite de Madera” sea una invitación a volver a mirar al cielo, a recordar la comunión entre las emociones del juego y del conocimiento y, por qué no, que como pueblo volantinero tenemos una tarea pendiente en el cosmos, que todavía estamos a tiempo de cumplir.

por Christian Álvarez

Museo Internacional de Chile (MICH)

1 El primer satélite artificial de la historia lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética.

2 El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), es una asociación internacional entre Europa, Norteamérica y Asia del Este en colaboración con la República de Chile y, al mismo tiempo, el mayor proyecto astronómico del mundo.
3 Cosmonauta soviético, quien fuera el primer ser humano en viajar al espacio exterior a bordo de la nave Vostok 1el 12 de abril de 1961.

4 Cosmonauta soviético, el primer humano en fallecer en una misión espacial, la Soyuz 1.

¡PLOP! ¡Exijo una explicación!

El FASat-Alfa fue el primer satélite chileno construido bajo un programa de transferencia tecnológica entre la Fuerza Aérea de Chile y la empresa británica Surrey Satellite Technology Ltd (SSTL), el que fuera lanzado en 1995. El “programa FASat” consistía en posicionar a Chile como líder latinoamericano en tecnología espacial poniendo en órbita un satélite experimental.

El FASat-Alfa pertenecía a la categoría de los microsatélites[1], pesaba alrededor de 50 kg y estaba basado en la estructura modular desarrollada por SSTL. Fue construido por un grupo de ingenieros de la Fuerza Aérea de Chile en conjunto con SSTL. Era de tamaño pequeño, medía 36 × 36 cm de base y 70 cm de altura lo que implicaba la incorporación de tecnología altamente sofisticada, debido a la necesidad de miniaturizar cada función. Dicho satélite se ubicaría a una altura máxima de 1.000 kilómetros y circundaría la tierra 3 ó 4 veces al día con una vida proyectada de entre 8 y 10 años, su objetivo principal era monitorear la capa de ozono y obtener para Chile la experiencia científica y tecnológica básica necesaria para continuar hacia pasos más avanzados.

El 31 de agosto de 1995, tras dos intentos fallidos para lanzar el satélite al espacio en busca de la conquista espacial chilena, se produjo el lanzamiento pero lamentablemente, nuestro humilde satélite no pudo desacoplarse del satélite ucraniano Sich 1[2] al que se encontraba adosado por una falla técnica de pernos que no permitió la separación de ambos. Tras mucha especulación y celebración anticipada, y luego de investigar, se llegó a la determinación que la culpa había sido de los ingleses por lo que se comenzó a planificar de inmediato la construcción de un nuevo satélite llamado FASat-Bravo[3].

Esta situación y todo lo que conlleva; la celebración anticipada, el festejo y la posterior desilusión, de alguna manera se fue transformando en una especie de mito urbano del neoliberalismo económico y del paradigma de la modernización en chile, encontrándose en diferentes tipos de registros fotográficos, pictóricos, audiovisuales y sonoros. Muchas de estas producciones realizadas en torno a este tema buscaban establecer nuevas relaciones entre arte, espacio social y tecnología, convirtiéndose en producciones con contenido político que hacían alusión a la fallida conquista de chile al espacio o a la fallida conquista de chile por alcanzar la tan anhelada modernidad científica.

Buscando en la red alguna de estas producciones audiovisuales referidas al FASat-Alfa me encontré con esta “joyita” escondida en el ciber-espacio y que ‒al parecer‒ no es muy conocida ya que cuenta con un número limitado de visitas. El video es una parodia realizada por el programa “Jappening con JA![4]” titulado “Alfa Plop” , de una duración de aprox. 12 min y que hace referencia a través de una serie de códigos metalingüísticos al evento fallido FASat-Alfa. Sin ahondar en aspectos técnicos, esta parodia relata los acontecimientos noticiosos que tuvieron que ver con el despegue del Satélite, la celebración y el desencanto que produjo los intentos fallidos del satélite al tratar de despegar.

 

Este célebre programa de humor no escatimó en vincular el fracaso del FASat-Alfa con la popular expresión “Plop”. Ésta, es un término onomatopéyico que se utiliza en el lenguaje del comic para indicar diversos sonidos de una manera visual y gráfica, tan popularizado en nuestro país por las clásicas historietas de condorito[5], cuando un personaje se caía por el asombro. En ese sentido, dicho vocablo describe, mejor que nada, la situación que vivió Chile en 1995, ya que representaba el radical asombro social ante el fracaso de un suceso que se suponía provocaría un cambio en el paradigma chileno de la modernidad; este suceso se llamó FASat-Alfa y se popularizó como el frustrado primer proyecto espacial de la Fuerza Aérea Chilena.

El sketch es muy interesante ya que plantea diferentes pasajes del intento de Chile por entrar en la modernización científica y cómo la gente percibió estas situaciones. En una de las escenas que ejemplifica esto, se muestra el noticiario con enlaces periodísticos donde se destaca la participación de un corresponsal que entrevista a un científico ruso sin saber qué es lo que está hablando y cuando le preguntan a la conductora del programa si es que logró entender algo de lo que decía, ella riéndose, le responde en el mismo idioma y nadie logra entender qué es lo que estaba pasando o lo que el experto quería decir. Posterior a esto se realiza un enlace en directo al lugar donde se encontraban los científicos esperando el lanzamiento del satélite. En dicho lugar se presenta una escena de celebración en el cual se encontraban garzones sirviendo champagne, una orquesta y el cotillón típico de fiesta. En ese instante comienza la cuenta regresiva para el despegue del FASat-Alfa y cuando supuestamente el satélite comienza el ascenso, inmediatamente la orquesta toca una tonada de celebración, los garzones comienzan a repartir más champagne y torta, situación que se ve inmediatamente interrumpida por la productora, quien les señala que fue un intento fallido. Esto sin embargo no altera el ánimo de los presentes, ya que esperaban con fe que se iniciara un nuevo conteo. Previo al nuevo conteo los garzones comienzan a retirar las copas de champagne de las manos de los científicos y, a través de un embudo, devuelven el contenido a la botella. Cuando comienza nuevamente la cuenta regresiva ya por tercera vez, y finalmente no se logra cumplir con el programa FASat, los científicos comienzan a excusar la situación atribuyéndola a hechos fortuitos que son externos a su desarrollo científico, sin embargo se muestra en la parte de atrás de la escena dos científicos ahorcándose mientras el conductor termina el sketch, esperando una nueva oportunidad para el lanzamiento.

Este video representa un punto importante dentro de lo que es la reflexión que hace la curatoría de la 11 BAM (Bienal de Artes Mediales), ya que pone de manifiesto cómo se entrelaza la tecnología con los campos del arte y la cultura popular, exponiendo a través del medio audiovisual la contingencia cultural, social, económica y política en la que vivimos.

En ese sentido, así como relata Germán Liñero en “Apuntes para la historia del video en Chile”, la llegada del video a Chile fue, en una primera instancia, a través de los canales de televisión con motivo del Campeonato Mundial de Fútbol de 1962 y, luego gracias al rápido desarrollo de equipos portátiles, a diferentes líneas de trabajo y en específico, al del arte y la política, haciendo que esta nueva tecnología se involucre transversalmente al discurso social de los años 70. Luego destaca las producciones de videos arte como la de Juan Downey (1984) que realizó en conjunto con el grupo de teatro Aleph, “In the begining” y que daban el punto de partida a lo que será una estrecha relación del video con los diferentes discursos estéticos. Asimismo, Liñero destaca también el programa La Manivela del grupo de teatro Ictus, que tuvo serios problemas con Canal 13 por los contenidos cercanos a la izquierda que exponía. Esto decantaría años después en un proyecto de televisión alternativa, que produce y distribuye en videos los trabajos del Ictus, articulando la más grande red de distribución clandestina de video en la historia de las comunicaciones en Chile y, que más adelante, se transformaría con programas satíricos como el “Jappening con Ja” en representantes del malestar de la gente.

por Alejandra Masuero

Universidad Internacional SEK (CL)

Licenciatura en Historia del Arte, crítica de arte y conservación del patrimonio artístico

Investigación Curatorial en MICH (Museo Internacional de Chile)

Sobre la Bienal

Sobre la Bienal

Tras el cierre del Festival Franco Chileno de Video Arte -todo un hito de los años 80 para la difusión y desarrollo de la disciplina en nuestro país-, por la voluntad de un grupo de artistas en 1993, se funda la Corporación Chilena de Video, con el objetivo de potenciar un contexto dedicado a la investigación y práctica del video arte experimental en Chile.

Dirigida hasta su décima versión por el artista y académico Néstor Olhagaray Llanos, teórico e investigador en nuevos medios. Este evento instauró un nuevo momento para el videoarte en nuestro país, incorporando además otras indagaciones artísticas vinculadas a las nuevas tecnologías.

La bienal se constituye desde entonces como un espacio sistemático que da cabida a estas nuevas expresiones de las artes audiovisuales contemporáneas, donde ya han participado alrededor de 3.000 artistas. El encuentro es una vitrina periódica sobre la producción nacional e internacional en esta área; fomenta el encuentro entre artistas del rubro, y se preocupa por abordar los desafíos teóricos de la relación entre cine, artes visuales, tecnología y creatividad.

Una de sus actividades emblemáticas desde su comienzo es el Concurso Juan Downey. Abierto actualmente al video y las artes digitales, es un homenaje permanente al artista chileno, considerado uno de los pioneros del videoarte y las artes electrónicas en el mundo.

En virtud de los vertiginosos cambios que experimenta la tecnología y, con ella, el arte, la cultura y la sociedad, la BAM ha estado marcada por actualizaciones, reorientaciones y cambios de nombre. Nace como Bienal de Video de Santiago, luego pasa a llamarse Bienal de Video y Artes Electrónicas y, desde fines de los años ’90, se llama Bienal de Video y Nuevos Medios. En su novena y décima versión es denominada Bienal de Video y Artes Mediales (BVAM) y en esta onceava versión toma el nombre de Bienal de Artes Mediales (BAM), representando las tendencias de la producción audiovisual de vanguardia en Chile.

Curatoría 11 BAM (Bienal de Artes Mediales)

Curatoría 11 BAM (Bienal de Artes Mediales)

La curatoría reflexiona sobre campos del arte y la ciencia que se entrelazan respondiendo a una contingencia social, cultural, económica y política. Su preocupación se basa en el ser humano como organismo integral, enfrentado a la tercera revolución industrial (o científica), en un contexto de sobrevivencia continuo. Rodeado de fantasmas post industriales, electromagnéticos y transgénicos, la sobrevivencia de los seres humanos en la tierra es amenazado.

Recoge y dialoga con los conceptos curatoriales de las últimas dos bienales; Resistencia y Deus ex Media. El concepto de AUTONOMÍA en relación al de resistencia es entendido como un manifiesto que instala una posición con respecto a la mercantilización del arte y la cultura, en contraposición a su capacidad transformadora de la voluntad humana. El concepto curatorial Deus ex Media se relaciona con el de la presente bienal por su provocación hacia una trascendencia de la obra con respecto a la tecnología con la que es producida.

Ambos encuentros han tenido como eje de reflexión los límites de la producción audiovisual experimental, pero por sobre todo, han tenido una postura de reflexión crítica sobre las metodologías asociadas al uso de la ciencia y la tecnología en el arte. En la 11 BAM, la AUTONOMÍA es una invocación a la fuerza que está presente en las comunidades de producción de las artes audiovisuales experimentales, donde el hacktivismo y la permacultura, representantes de esta vanguardia, practican la invención y gestión de poderosas herramientas de emancipación.

La AUTONOMÍA refleja la capacidad del humano para desenvolverse proactiva y creativamente en el contexto social, evocando la necesidad de interacción coordinada con otros seres vivos. El concepto se instala en un momento sensible de la política en Chile, al desarrollarse previamente a las elecciones presidenciales y parlamentarias, donde el concepto de participación estará presente con potencias en el entramado social.

EXHIBICIÓN MNBA / Alejandra Pérez / Nicolás Rupcich / Camilo Yáñez Enrique Ramírez / Rodrigo Arteaga / Leonardo Portus / Productora Merced / Gonzalo Ramírez / Catalina Cortázar / Sebastián Jatz / Matthew Neary / Michael Saup / Claudia González / Francisco Muñoz / Pilar Quinteros / Museo Internacional de Chile / Mauricio Zepeda / Ignacio Cuevas / Javier González / Rodrigo Araya Yáñez / Trimex / Francisca García / Rosell Meseguer / Neal Beggs / Pilar Quinteros / Simone Chambelland / Matías Santa María / Juan Céspedes / Carolina Ibarra / Viviana Alvarez / Christian Lira / Rodrigo Vergara / Carolina Pino / Patricia Domínguez / Geraldine MacKinnon / Bureau d’etudes / Frac Lorraine – Yona Friedman – Luis Camnitzer – Jordan Wolfson – Àngels Ribé – Benoit Billotte – Vera Molnar / Centro de Investigación y desarrollo de Lombricultura  Alumnos del Curso Computación Gráfica IV de Inacap / Ian Wilson / Carolina Pino Ahumada / Iván Navarro / Felipe Quezada / Plantabanda / Fernando Godoy /ESPACIOS SATÉLITES – Galería Espacio, Fundación Telefónica – Regina de Miguel – Gabriel Del Favero en colaboración con Camila Téllez – Centro del Desierto de Atacama UC (CDA) – Constanza Gazmuri Lyon / Galería Metropolitana – Olhagaray / Galería Centro de Estética – Claudia González / Galería Macchina  UC – Lucas Bambozzi / COLOQUIOS / Margit Rosen / David Maulen / Demian Schopf / Carlos Perez / Pablo Oyarzún / Graciela Taquini / Enrique Rivera / Giuliana Furci / Natalia Arcos / Valentina Montero / Sergio Rojas / Pablo Ortúzar / Gaspar Galaz / Lizette Guzmán / Ronald Mennicket / Gerfried Stocker / Javier Gonzalez Pesce / Marie-Thérèse Champesme / ONG Derechos Digitales: Francisco Vera / Holón: Javier Ignacio Vásquez / Cristián Gómez / Carolina Herrera / Javier Ignacio Vásquez / Seminario Docente MNBA / Manuel Orellana / Víctor Paredes / Pablo Ortúzar / TALLERES / Ervo Pérez / Ignacio Nieto / Manuel Orellana / Víctor Paredes / Luciano Muñoz / Felipe Rodríguez / Romina Díaz / Nicolás Grum / Carolina Ibarra CHARLAS / Nidia Grippo / Ed Shaw / Fernando Comeron / Cultura libre – David Pineda / Peter Kroeger / Nathalie Goffard / Horacio Larraín / Patricio López / Ismael Martínez / Elvira Latorre / Bureau d´études / Paul Devebec / Felipe Cussen / Rafael Rubio – Ricardo Luna – Megumi Andrade / Carolina Gaínza – Simón Peréz, Patricia Peña, Francisco Vera, Cristian Bravo – Lillo / Victor Fajnzylber más invitados / Valentina Vives Granella / PERFORMANCES / Francoise Chaigneau y Marie Caroline Hominal / Olga Mesa – Francisco Ruiz de Infante / Marco Godinho / Sybil Brintrup / Mauricio Zepeda / Trimex Crew / Interpretaciones de Danza, Teatro y Audiovisual de la Universidad de Chile / Millaray Lobos  / CONCIERTO VISUALES / Montaña Extendida / Colectivo Última Esperanza / LEM / Ai Maako / José Vicente Asuar / DANIETO / Renzo Filinich + Christian Oyarzún / Micro Festival Electromagnética / elpueblodechina + Bureau d’études / Micro FOBIA – La Bella Violencia – ojO & Contra Oxicorte – Maje & A. Barra – Lavina Yelb / Armando Saragoni / BYM Records – WatchOut! – La Hell Gang + VJ Fracaso / White Sample / Oktopus Creatura / Jacobino Discos / The Loft Team /

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